martes, 28 de febrero de 2012

Simon & Garfunkel - Bookends (1968)


El latigazo de sintetizador al principio de ''Save The Life Of My Child'' parece ser su propia manera, como hizo Bob Dylan en Highway 61 Revisited, de despertar al oyente de su letargo y avisar de que lo que va a escuchar es algo totalmente nuevo y que hay que tener los oídos bien abiertos. Tan abiertos que incluso se puede escuchar de fondo ''The Sound of Silence'' siendo tapado por un coro gospel, una buena forma de demostrar que el pasado se esta enterrando.

La primera cara, abierta y cerrada por ''Bookends Theme'', contiene por ejemplo la genial ''America'', uno de sus mejores retratos narrativos, o la también ejemplar (y orquestal) ''Old Friends'', uno de sus trabajos más finos en cuanto a selección instrumental.

En el otro lado del LP encontramos las trompetas del Forever Changes en ''Fakin' It'', con un bajo también muy Love, que dan paso a ''Punky's Dilemma'' y sus tarareables silbidos. Sinceramente, hasta aquí el disco ya contiene suficiente cantidad de buenas canciones, estructuras atrevidas y letras genial que se puede considerar ya como un gran éxito y un paso adelante, pero justo cuando esperas escuchar su siguiente intento de folk de vanguardia te saltan con ''Mrs. Robinson''.

Siendo un disco bastante atrevido (todo lo que se permitían ellos mismos) de pronto te encuentras que el hit del álbum es esta maravilla de acordes sencillos y efectivos, versionada hasta el infinito, que incluso tuvo su cuota de popularidad en la gran pantalla.

Un disco más cohesionado que su predecesor, que con ''At The Zoo'' tiene un cierre perfecto. Seria su ultimo disco de la década, y su legado permanece todavía hoy maravillando. Muchas veces, al escuchar ''Old Friends'' no puedo evitar en pensar que esos dos amigos, esos dos sujetalibros en un banco del parque, es imposible que fueran Simon & Garfunkel. Tenían demasiado que vivir, como para simplemente esperar a ser viejos.

Puntuación

lunes, 20 de febrero de 2012

Pink Floyd - A Saucerful of Secrets (1968)


En la forzada etapa de transición entre Syd Barret y el binomio de Roger Waters y el debutante David Gilmoure se encuentra esta pieza de la historia. Único álbum de la banda donde, de una manera u otra, los cinco trabajan en alguna de sus piezas. El largo peregrinaje desde la marcha (en todos sentidos) de su hasta entonces líder hasta que la banda volvió a encontrarse a si misma comienza aquí.

La psicodelia y el rock espacial de Barret, incluidas sus referencias al cosmos, dejan paso ahora a un Waters compositor mucho más preocupado por las atmósferas y la oscuridad que por el abrasivo sonido de su debut. El problema es que no todos estaban preparados todavía para el cambio y el popurri es bastante extraño.

Por ejemplo el inicio de ''Let There Be More Light'', no tiene casi ninguna conexión con el pasaje intermedio, y mucho menos con el sonido de guitarra tan personal que ha tenido siempre Gilmoure al final de la canción. En lugar de conseguir una estructura compleja con cambios de ritmo más bien parecen tres canciones pegadas unidas a la fuerza.

¿Y que me decís de los sonidillos de chirigota en ''Corporal Clegg''? Como si no tuvieramos ya suficiente con aguantarlos sobre estas mismas fechas. Tres cuartos de lo mismo con la ultima canción, a la postre ultimo legado de Barret, ''Jugband Blues'' donde se da rienda suelta a un 'todo vale' que rompe totalmente el conjunto. Por cierto, un poquito de plagio al ''Being For The Benefit Of Mr. Kite!'' de The Beatles en ''See-Saw''.

Puede que la idea principal no sea mala, y desde luego aunque parezca raro, un disco lleno de pistas como la enorme (tanto en calidad como en duración) ''A Saucerful of Secrets'' habría sido muy espectacular, pero esas medias tintas y esa sensación de haber cogido canciones de aquí y de allí se hace tan evidente que rompe totalmente el ambiente y el tono general que se trata de inculcar.

Hasta ya empezada la siguiente década (Meddle, me atrevería a decir) sus discos eran usados por ellos mismos como pruebas y ensayos, hasta que una vez asentadas las bases de los nuevos Pink Floyd se comienza la gloriosa etapa progresiva. Aun quedaba mucho camino por recorrer.

Puntuación

miércoles, 15 de febrero de 2012

The Pretty Things - S.F. Sorrow (1968)


Decían del álbum 'Who's Next', de The Who, que su calidad era tal que en realidad era un 'grandes éxitos' camuflado. Que en el mismo disco se recorría toda su discografía, todas sus ideas y que todas las canciones eran enormes. En su cuarto LP, The Pretty Things parecían ir un poco más lejos todavía con esta idea, y grababan lo que podría pasar perfectamente por un un recopilatorio de lo mejor de los sesenta.

Bajo la idea de crear la primera opera rock de todos tiempos, nacía, literalmente, S.F. Sorrow. Y digo literalmente porque ese es el nombre del protagonista de la historia conceptual que rodea todo, el cual viene al mundo en el primer surco del disco, ''S.F. Sorrow Is Born'', muy en el estilo de los propios The Who. A partir de ahí se nos cuenta la historia del protagonista a través de sus desoladoras vivencias.

En ''Bracelets of Fingers'', basada en su etapa adolescente y los cambios que genera su cuerpo (ejem), se presenta el primer tema indiscutible. Una original estructura que representa a la perfección esa agonía de los jóvenes, tan pronto hundidos como con ganas de comerse el mundo, y que se refleja en unos estribillos psicodelicos increíbles con unas letras insuperables. Lo de esta canción es magia pura, nunca un periodo refractario dio para tanto.

El primer amor en ''She Says Good Morning'' (probablemente la más cercana de todas a The Beatles, y eso que hay donde elegir) y su mayoría de edad haciendo el servicio militar en vete a saber que guerra durante ''Private Sorrow'', otro brual tema con una misteriosa outro que nos transporta directamente a la siguiente canción.

Antes de eso, y aprovechando que la canción es un claro ejemplo de precisión y perfección técnica en el estudio, hay que alabar a la mente detrás de todo esto, al genio de Norman Smith. Si su trabajo con el debut de Pink Floyd ya parecía de otro mundo, con este llego hasta el techo que la tecnología le permitía, dejando a años luz cualquier otro intento del resto de gurús por alcanzar la perfección sonora. Ningún disco, ni uno solo en toda la década, suena mejor que este álbum.

Siguiendo el camino que habíamos dejado, aparece una de las canciones más hipnotizantes y agresivas, ''Balloon Burning''. El contexto de un dirigible en llamas arrasando a todos sus pasajeros y llevándose todas las vidas que encuentre por delante, esta perfectamente plasmado en el enfermizo riff de Dick Taylor, que te taladra durante los cuatro minutos.

De ahí en adelante hay que olvidar el rock y asistir a la etérea ''Death'', con sus largos pasajes de sitar, un sonido primitivo, casi tribal en la batería, y una letra evocadora. No es menos lejana y sugerente ''Baron Saturday'', donde entre congas, el reparto de voces de varios miembros con Phil May y las maracas uno sale automáticamente colocado.

Mientras el protagonista del cuento se va descubriendo a si mismo en ''The Journey'' y ''I See You'', el oyente va descubriendo a los nuevos Pretty Things. Un grupo bastante limitado de R&B que de pronto, como poseídos por un espíritu, se transforman en los dioses del rock. La breve ''Well of Destiny'' (la mayor obra de ingeniería del disco, pero sin ningún valor real en lo musical) cierra el circulo de locura, y es el punto donde S.F Sorrow pierde la cordura mental. ¿A alguien le suena algo sobre un mudo, sordo y algo tonto Tommy o a Pink en The Wall? Correcto.

''Trust'', que parece una revisión del segundo tema, puede pasar como la canción más floja para mi gusto, pero se entiende como el pasaje necesario hasta ''Old Man Going'', una oda a la guitarra eléctrica con una tensión permanente, un solo glorioso y unas voces desquiciadas para cerrar la etapa final de la vida del héroe.

Nuestro amigo Sebastian F. Sorrow parece entender finalmente su destino en ''Loneliest Person'', su desesperación ha acabado con él. Pero haciendo honor a su apellido una vez más, la definitiva, se niega a aceptarlo, y con resignación agarra su guitarra acústica y canta aquello de 'You might be the loneliest person in the world''. Un brevisimo cierre de apenas algo más de un minuto, como un suspiro, para poner el broche de oro a tan tremenda obra.

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lunes, 13 de febrero de 2012

The Byrds - The Notorious Byrd Brothers (1968)


Un nuevo lanzamiento de The Byrds solía traer consigo varios cambios en el grupo. Uno de ellos era, casi siempre, una revisión de su estilo. A veces con ligeros matices, y otras con cambios drásticos como el de su primera grabación a la psicodelia, o el de este al country. Otro cambio que solía ocurrir era la rotación de sus miembros como principales compositores, y dependiendo de quien fuera el que llevara la voz cantante, ir hacia una orilla u otra.

En esta ocasión fue la marcha de David Crosby la que removió, una vez más, los cimientos de la banda. Aunque esto causó bastante problemas a la hora de seleccionar las canciones que incluía el álbum, al final bastante material como ''Draft Morning'' fue usado, mientras que otro se perdió y acabo en manos de otras bandas como Jefferson Airplane o en un cajón olvidado. Su perdida para la causa fue reemplazada por la vuelta de Gene Clark (recordemos que abandonó el grupo por su miedo a viajar en avión) que duró más o menos las semanas de grabación del disco, ya que se volvió a marchar a la conclusión de este, alegando las mismas causas.

Pese a lo que pueda parecer, The Notorius Byrd Brothers es el álbum más cohesionado y coherente que habían grabado en años, siendo todas las canciones de una calidad similar (muy alta) y sin los altibajos de los últimos discos. Sin llegar a sus cotas de psicodelia en Fifth Dimension, sí que volvían a intentar amagar con ese sonido que intentaron en Younger Than Yesterday, sin ningún acierto bajo mi punto de vista.

Los sonidos futuristas casi metidos con calzador de aquel lanzamiento dejan ahora paso a un uso moderador e inteligente de pedales de flanger y phaser (el resultado en ''Old John Robertson'' es genial), y se vuelve a intentar usar sintetizadores y efectos de estudio, pero esta vez con verdadero sentido estético. El resultado final es una producción maravillosa, que no hace envejecer al disco ni un ápice, justo al contrario que sus discos anteriores. Una autentica joya en ese aspecto, que por fin les da la tan ansiada aura ''espacial'' que querían, sin tener que recurrir a voces alienigenas ni sonidos de láser.

Como comentaba, un acierto total la vuelta a la psicodelia sin abandonar el folk rock que tan famosos los habían hecho. Las melodías vocales y los coros igual de inspiradores que siempre, su seña de identidad más clara a estas alturas, hacen el trabajo perfecto en contraposición a los miles de efectos extras que acompañan a todas las canciones, y al final el resultado es mucho más serio de lo que todos esperaban.

Me atrevería a decir que sea posiblemente el trabajo más compacto y el mejor lanzamiento de la banda. Puede que la única pega que se le pudiera poner es su falta de éxitos para los charts (excluyendo quizás a ''Goin' Back''), esos singles que poblaban sus otros álbumes pese a ser luego todo el LP esa canción y poco más, pero aun así es un problema menor teniendo en cuenta la calidad del disco en conjunto, que es altísimo. Sinceramente, cuando se lo proponían, no tenían rival.

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miércoles, 8 de febrero de 2012

Os Mutantes - Os Mutantes (1968)


En una época mucho menos globalizada que la nuestra, sin Internet ni medios de comunicación cubriendo cada palmo del mapamundi, no era tan fácil que cualquier movimiento artístico o cultural saliera de su núcleo inicial con la facilidad que lo hacen ahora.

La famosa invasión británica fue la encargada de llevar los sonidos de las islas hasta EE.UU. en uno de los actos de simbiosis más productivos que se recuerdan, mientras que a Europa llegaban las migas que algunos valientes convertían en barras de pan recién horneado. Pero la historia reservaba un hueco a un país del que nadie podía esperar un ejercicio de rock y pop superlativo. Hablamos de Brasil.

Sao Paulo fue la tierra que vio nacer una de las mayores sorpresas del rock en los finales de los sesenta. Tierra de bossa nova, samba, fútbol, y alegría como modo de distracción ante una vida que no guarda demasiadas esperanzas para la mayoría de la población, este disco se contagia de todo ello para hacer una pieza única en su momento, y única hoy en día.

Caetano Veloso, padre a fin de cuentas colateralmente de la criatura, comenzó una pequeña revolución en el país con su ''Tropicalismo'' y el álbum recopilatorio de ''Panis et Circenses'', que es también la primera canción del disco. Os Mutantes, revisionaban ese sonido alegre y psicodelico con versiones bastante locas, dándole su propio toque con distorsiones y poseídos por el espíritu presente en el Sgt. Pepper de The Beatles, incluida la atmósfera circense.

Sin ningún tipo de prejuicio ni presión, hicieron lo que quisieron y como quisieron y eso se nota en el resultado final. La famosa ''A Minha Menina'' es brutal, con ese toque tan despreocupado a la hora de cambiar el riff principal y soltar semejante latigazo eléctrico, y tres cuartos de lo mismo con ''Bat Macumba'' y su locura contagiosa.

Sus propias composiciones son las más 'británicas' del disco, con bastantes coros, pese a estar inspirados en la parte lisergica de la costa oeste de Estados Unidos, y dan al disco de una versatilidad muy original. La verdad es que todo en el disco rezuma inocencia y genialidad, y son solo estos temas los que dotan de algo de seriedad y trascendencia, aunque incluso en las más siniestras como ''O Relógio'' hay libertad para explotar y sacar sonidos de debajo de las piedras.

Es increíble como cambia un sonido, que copaba prácticamente la mayoría de lanzamientos y que parecía estar cerca de tocar techo, simplemente cambiando el acento ingles por el portugués, las guitarras por las maracas y las trompetas, y los trajes mods por el sambódromo.

Uno discos mágico que no tiene rival ni competencia posible, muy especial y una verdadera rareza. Esos pequeños lugares a los que volver una y otra vez solo por diversión.

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lunes, 6 de febrero de 2012

The Band - Music From Big Pink (1968)


Hay algunos datos que suelen marcar las carreras de ciertas bandas. Etiquetas como 'la banda que inventó tal cosa' (cosa que normalmente no es así), los de 'aquel videoclip tan raro' o 'no me acuerdo del nombre pero sí, los de esa portada' reflejan el día a día de muchos grupos enterrados ante una sobreexposición de alguna de sus características más reconocibles, ya sea el gran éxito para la radio o la forma de vestir.

En un plano mucho más terrenal y desde luego no tan masivo, a The Band le esperaba una prueba de fuego ante su debut, y ahora ya con la perspectiva del tiempo, una necesidad total de flanquear la baldosa que separa el éxito de la mera anécdota. Quitarse el peso de 'Oh, sí, la banda de acompañamiento de Bob Dylan'.

Y es que ademas eran reincidentes. Acompañar a Ronnie Hawkins en sus giras fue el caldo de cultivo real en el que nacieron como banda, por aquel entonces llamados The Hawks en honor a su anfitrión. Pasado el tiempo, los muchachos decidieron que la etapa había terminado y que los halcones debían volar lejos del nido. Fue Dylan quien les recibió con los brazos abiertos, y quien les llevo durante las giras de la controversia eléctrica.

Esta relación sí que fue muchísimo más productiva, y junto al genio del peinado pelopo aprendieron (y se drogaron) mucho. La famosa 'Big Pink', la mítica casa de fachada rosa, puso una vez más su sótano al servicio de la música y de ahí salieron canciones como la mítica ''The Weight''.

Su estilo tan personal y cruzado una y mil veces, teniendo en cuenta que se iniciaron en el rockabilly y acabaron tocando folk, era una mezcla de raíces norteamericanas tan fuerte (pese a ser en su mayoría canadienses) que su sonido mezclaba desde las estructuras de blues más clásicas hasta la revisión que le hacia falta al country para fusionarse con el rock.

Cosas como el órgano en ''Chest Fever'', o las progresiones de ''This Wheel's On Fire'' que luego seria tan versionada, y sobre todo la obra posterior que grabarían, les daban por fin el crédito necesario para desmarcarse y crear su propio sino. Siempre serian 'la banda' de alguien, pero también serian ellos mismos desde ahora.

Ellos fueron la respuesta a Judas. El 'I don't believe you, you're a liar'. Y sobre todo el 'play fucking loud'.

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