lunes, 28 de noviembre de 2011

Love - Forever Changes (1967)




Cuando parecía que la escena de Los Angeles era una regencia exclusiva del rey lagarto y su banda The Doors, un pequeño grupo, que en sus inicios como rockeros de garage nadie podría haber adivinado como adalides de la psicodelia pop años más tarde, decidieron dar un golpe de estado, convirtiendo a Jim Morrison en una suerte de Luis XVI, donde la guillotina no era otra cosa que un descomunal trabajo de baroque pop, unos arreglos de cuerdas por los que mataría el mismo Brian Wilson, y unas letras que se multiplican por mil gracias a la voz superdotada del moreno Arthur Lee.

El inicio del álbum es demencial, desde el uso del corno francés en ''Alone Again Or'' al solo de guitarra de ''A House is not a Motel'' (uno de los puntos más altos de inspiración de toda la década, sin posibilidad de debate) para terminar la santísima trinidad con ''Andmoreagain''. La verdad es que me cuesta recordar un inicio tan abrasador y coherente en un disco, cada nota y cada pausa parece estudiada y una vez superados esos primeros diez minutos es imposible dejar de escuchar el resto.

Y en ese resto podemos encontrar más obras maestras todavía, canciones tales como ''The Red Telephone'' y su primer demoledor verso (Sitting on a hillside, watching all the people die. I’ll feel much better on the other side, I’ll thumb a ride) o la gloriosa ''Maybe The People Would Be The Times Or Between Clark And Hilldale'' que ademas de buena tiene un titulo cortisimo, asi que lo bueno si breve dos veces bueno dicen.

Creo recordar que en un principio se acredito buena parte de la producción a Neil Young, pero creo que es un caso parecido a The Stooges y la supuesta mano negra de David Bowie. En el fondo es un trabajo de inspiración máxima de Arthur Lee, como lo fue en su día el Pet Sounds de The Beach Boys obra de Brian Wilson, y casi todo el merito recae sobre él, tanto como multi-instrumentista, como letrista, compartiendo méritos con otro importante miembro del grupo, el guitarrista Bryan MacLean.

El resultado final es un trabajo de orfebrería impresionante, con una belleza descomunal y un nuevo lavado al sonido psicodelico, muy alejado de los viajes lisergicos del resto de grupo de la costa este americana. Un disco atemporal, de los que una vez escuchados a fondo y exprimidos dejan una huella imborrable en el oyente.

Puntuación

jueves, 24 de noviembre de 2011

Nico - Chelsea Girl (1967)



Tras abandonar The Velvet Underground, y habiendo dado con su voz un toque único e irrepetible al debut de los neoyorkinos, la alemana Nico, amparada una vez más por Andy Warhol, se lanzó en solitario con este disco y una película de idéntico nombre.

Puede que lo de 'en solitario' sea una de las peores definiciones posibles para este álbum, porque la verdad es que no podía estar arropada por sus ex-compañeros. Tanto Lou Reed en la composición, como John Cale en los arreglos (y viceversa) salpican continuamente las canciones con su aparición, ya sea con la guitarra eléctrica de Reed o la viola de Cale. La verdad es que hay muchos cortes que podrían pertenecer perfectamente al disco de la banana, ''It Was A Pleasure Then'' no deja de ser una suerte de ''Venus in Furs'' por ejemplo.

Los tentáculos de la Factory eran muy alargados y las colaboraciones no se quedan solo en los amigos de la Velvet, sin ir más lejos Bob Dylan le regalo ''I'll Keep It With Mine'', una de las más folk que podemos encontrar, que junto a ''Chelsea Girls'' hacen de la cara B un poco más clásica y menos experimental.

Desde luego no hablaremos nunca de Nico como la mujer con más talento que ha dado  la música, pero que tenia una personalidad increíble no se puede negar. Con su tono de voz, tan metálico y poco académico, solo se podía conseguir dos cosas, una de ellas es una calidez y sinceridad brutal a la hora de contar historias,  y otra es momentos casi bochornosos como esos 'little biiiird' en ''Little Sister'', que en realidad no hacen más que enamorarte más y más de ella. Su look, su voz, su fuerza, y todo lo que consiguió con esfuerzo se ve recompensado de sobra en esta pequeña joya.

Sus siguientes discos son bastante más accesibles en cuanto a sonido, y para mi más interesantes y mejor hechos, pero puede que carezcan de la inocencia y la magia de este debut, y la locura a la que se sometió en estas legendarias grabaciones.

Puntuación

lunes, 21 de noviembre de 2011

13th Floor Elevators - Easter Everywhere (1967)



El segundo disco de los 13th Floor Elevators es una excesiva y desmesurada utilización de la psicodelia del primero. Esta afirmación, con todo lo bueno y todo lo malo que contiene, es para mi la definición perfecta del álbum. El estado de salud mental de Roky Erikson estaba en su punto más critico, con toda la droga haciéndole efecto de golpe y con su labor creativa en el momento más exagerado.

Con un sonido mucho más agobiante y obsesivo, muchas de las canciones se convierten en asfixiantes minutos de ''Electric Jug'' que una vez pasada la novedad del debut, se hace realmente pesado con su continuo zumbido.  Probablemente el corte que más deja descansar al cerebro es ''Baby Blue'', y obviamente porque es un 'cover' de ''It's All Over Now, Baby Blue'', la canción de Bob Dylan.

Y es que es otro cover el que me refuerza la idea de que este disco esta muy exagerado, y que es un viaje lisergico demasiado difícil de saborear. Estoy hablando en este caso del inmenso ''Slip Inside This House'' de Primal Scream, que toma prestada la primera pista de este disco, pero consiguiendo un resultado mucho más demoledor. Probablemente lo que de verdad se quería buscar en este disco y no supieron/pudieron/quisieron hacer.

Dejando atrás el garage rock de la primera etapa, el grupo se mete en una evolución un tanto atípica, que en lugar de desenredar el laberinto del debut, lo enmaraña mucho más. Puedo llegar a entender que la gente acepte la atmósfera que se recrea como un gran valor, pero desde luego las canciones son mucho más mediocres y como conjunto se hace una experiencia bastante cargante. Si no se quiere ver como un paso atrás, sí que al menos es una alto en el camino.

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jueves, 17 de noviembre de 2011

Captain Beefheart - Safe as Milk (1967)



Seguramente nuestro querido Don Van Vlient (conocido artísticamente como Captain Beefheart) sea uno de los tipos más desquiciados de la historia de la música en los sesenta, y la verdad que podría formar un buen poker con otros celebres pirados como Kim Fowley y sus gritos, Tom Waits unos años después, o el singular Frank Zappa. Probablemente sea de este ultimo del que más cosas toma prestadas, aunque mientras el genio del bigote intentaba dar un lavado de cara al rock a base de jazz, Captain Beefheart nos muestra su particular concepto del blues.

En ''Dropout Boogie'' sin ir más lejos se ve la influencia más cara, con ese sonido a medio camino entre lo psicótico y lo psicodelico. Pero no seria este debut su disco menos accesible, en realidad es justo al contrario. Se pueden encontrar piezas bastante clásicas y disfrutables para cualquier oido, y aunque el propio Captain Beefheart no era precisamente un maestro en lo instrumental, ya que poco menos que su destreza se basaba en la armónica, la banda que le respalda (su famosa The Magic Band) son de una calidad inmensa, y consiguen llevar a buen puerto todas y cada una de las composiciones del capitán. La canción ''Electricity'', por ejemplo, me parece increíblemente abrasiva para la época.

Aun asi no hay que llevarse a engaño, todo el disco entero es Captain Beefheart, él y solo él, con un dominio absoluto sobre las letras (satíricas en su mayoría), los instrumentos y todo lo referente a su sonido. Su voz es una seña de identidad demasiado poderosa como para pasarla por alto, donde en una misma canción puede conseguir registros bastante dignos y de pronto ponerse a berrear como un animal en celo, sirva como muestra ''Where There's Woman'', donde hace su mayor esfuerzo en parecer un hombre normal.

Con este tipo de discos experimentales siempre se tiende a usar las mismas etiquetas, un poco de proto-punk por aquí, otro poco de experimental rock por allá y todos contentos, pero para ser sinceros el disco funciona bastante bien como una simple propuesta original de blues, así que dejaremos las etiquetas para otras barbaridades que si que llegaría a grabar Captain Beefheart unos años después.

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jueves, 10 de noviembre de 2011

The Doors - Strange Days (1967)



Destacar en 1967 entre algunos de los más grandes lanzamientos de la historia era una tarea bastante difícil, conseguirlo con un disco de debut el mismo año que debutan Jimi Hendrix, o bandas como The Velvet Underground y los británicos Pink Floyd parecía ya imposible, pero hacerlo por segunda vez sonaba tan utópico que solo gente como The Beatles se podían permitir esos lanzamientos consecutivos.

Para su álbum sophomore encima se quisieron dar el lujo de cambiar el registro, abandonar el blues rock del primer titulo (bueno, taparlo un poco) y lanzarse a la psicodelia y al sonido reinante de la época. Incluso trabajaron para darle a este segundo LP la consistencia de la que adolecía el primero, incluyendo pistas como ''Horse Lattitudes'' que pese a no tener prácticamente ningún valor musicalmente hablando conseguía dar unas texturas más compactas entre temas, y no solo ver el disco como un recopilatorio de singles.

A pesar de todo la formula tampoco es tan distinta como parece a primera vista, incluso se usan estructuras muy similares y trucos del disco anterior, como por ejemplo terminar con ''When The Music's Over'' en lugar del espectacular ''The End'', o incluir las canciones fuertes en la cara A del disco.

Con una duración bastante inferior al debut (aquí rondaremos poco más allá de la media hora) no hay cabida para barbaridades como ''Light my Fire'' pero a cambio tenemos pequeñas joyas lisergicas de tres minutos como ''Strange Days'', ''You're Lost Little Girl'' o las bluseras ''Moonlight Drive'' y mi favorita ''Love Me Two Times''. Donde sí que se pudo notar un gran cambio (pese al poco tiempo entre disco y disco) fue en las letras, todavía más sobresalientes y geniales que antes, y en un Jim Morrison bastante más comedido, aunque esto ultimo casi se puede ver como algo negativo para algunos como yo que vivimos hipnotizados por su salvajismo.

Aun así, con todo esto, tampoco podemos hablar de revolución o madurez de su música, más bien es un paso a un lado de la carretera para un pequeño stop, y no un salto hacia delante real. Lo que ocurría es que The Doors tenían ganas y frescura suficiente para dar a luz a otro hijo, con la misma calidad que al anterior, pero con otro estilo distinto a su hermano. Una maniobra bastante arriesgada teniendo en cuenta que aun estaban en la cuneta algunos cadáveres calientes como el 'Their Satanic Majesties Request' de The Rolling Stones.

Puntuación

jueves, 3 de noviembre de 2011

The Kinks - Something Else by The Kinks (1967)



Ya eran imparables, The Kinks crecían a pasos agigantados (¿que habría sido de sus trabajos iniciales si no llegan a ser obligados por la discográfica a publicar casi tres LPs al año?) y cada lanzamiento superaba al anterior, coincidiendo este 'Something Else' con su mejor momento compositivo que culminaría con el enorme 'Village Green'.

El titulo, a medio camino entre la declaración más honesta posible y el humor irónico de los Davies, presentaba ni más ni menos el contenido real del disco. Canciones y más canciones, de una calidad incuestionable, varias joyas y alguna que otra obra maestra. Metidos en medio de la corriente 'mod' pero mucho más cercanos al sonido barroco del 'baroque pop' con, por ejemplo, ''Two Sisters'' y su clavicordio, formaban prácticamente ellos mismos una escena en si.

Aun asi los acordes marca de la casa y la batería de Mick Avory (para mi gusto más dura y machacona que nunca) son lo que marcan el resultado final, con una producción algo excesiva en muchos momentos, al menos en las versiones estéreo que he escuchado y en la de CD que poseo. Creo que aun sigue siendo una asignatura pendiente desde el anterior trabajo y que no seria hasta el siguiente álbum cuando confirmarion el 'sonido kinks'.

De todos los miembros, creo que Ray Davies es el que más crece en este disco, aunque no consigue superar ''Sunny Afternoon'' sus nuevas melodías vocales y letras como la de ''David Watts'' o ''Death of a Clown'' le empezaban a dar un aura especial y a desmarcarse todavía más de su hermano.

Siempre acabo puntuando a la baja los discos de The Kinks, y no se muy bien la razón. Me pasa con otras grandes bandas y sus obras maestras, quizás sea porque se les exige un poco más que al resto, o en este caso en concreto por estar en medio de un cambio radical en la forma de ver los lanzamientos, pensando en la obra como un todo y no como una sucesión de canciones. De todos modos, la puntuación es algo simplemente orientativo, y no cabe duda de que este disco contiene muchos de los mejores momentos de una década entera, que no es poco.

Puntuación