miércoles, 27 de julio de 2011

The Velvet Underground - The Velvet Underground & Nico (1967)



Durante una actuación en el Café Bizarre (donde el dueño le había prohibido tocar la batería a Maureen Tucker, la viola eléctrica a John Cale y a Lou Reed entonar ni una sola nota de ''The Black Angel's Death Song'', la mayor aberración que había tocado nunca nadie en la zona de Greenwich Village) varios héroes/piscopatas decidieron ponerse a bailar delante del escenario mientras una recién formada The Velvet Underground tocaba canciones sobre cuero y látigos. Uno de estos espontáneos llevo la 'buena nueva' a oídos de Andy Warhol, que automáticamente decidió que solo él podía ser mecenas de semejante grupo de mamarrachos, y que solo ellos podían tocar en sus siguientes inauguraciones. Se había formado un binomio que cambiaría el devenir del rock para siempre.

Al grupo, que ya lo tenia todo para escandalizar, solo le faltaba un pequeño empujón y toda la infraestructura que Warhol podía darles en la Factory. Amplificadores, baterías de verdad (Tucker había llegado a tocar con cubos de basura en varios ensayos) y tiempo y dinero suficiente para que un Cale obsesionado con la vanguardia consiguiera libertad total para experimentar. La única pega es que a cambio de estos billetes al país de Jauja, los chicos deberían llevarse consigo a la musa del momento en la Factory, la alemana Nico. A regañadientes aceptaron, y ella, una modelo con severos problemas de pronunciación que quería hacer carrera como cantante y un acento germánico imposible de ocultar (según ella, no importaba porque quería parecerse a Bob Dylan) completaba un cuadro de fantoches difícil de superar. Continuo era el tocar con la distorsión más alta que su micro o directamente desenchufarselo para no escucharla, aunque con el paso del tiempo bien es verdad que todos acabaron siendo amigos y ayudándose en sus trabajos en solitario.

El día del concierto llego inexorablemente y Warhol se encargó de llenarlo y de que Manhattan presenciara a sus chavales. Salieron al escenario con gafas de sol y tocando de espaldas para evitar que los juegos de luces les produjeran ataques epilépticos (como si ocurrió con mucha gente de la primera fila) y el maltrato sonoro que el publico tuvo que soportar fue tan épico que se cancelaron prácticamente todas las actuaciones y se les buscaron sustitutos por todos los medios para el resto de fechas. Todo el que vio a Lou Reed cantar ''Heroin'' mientras un montón de gente en el escenario simulaba pinchazos en las venas con jeringuillas de plástico en una de las 'performance' más grandes de la música montó esa misma noche una banda o quemó todos sus vinilos. El concierto, obviamente, fue todo un éxito para los chicos, que lo celebraron como toda una victoria.

Era hora de llevar este suicidio sonoro en forma de cacofonías a un disco, y rápidamente entraron en el estudio. La grabación fue, como no podía ser de otra forma, una pesadilla para los ingenieros de sonido. John Cale arrastrando sillas y golpeando objetos por el estudio durante las sesiones, saboteando los instrumentos del estudio (solía poner cosas dentro de los pianos para modificar el tono de las cuerdas) y un fluir continuo de drogas y personal de la Factory llevaban la locura a cualquier rincón de la grabación. Incluso una vez terminado se tuvo que recortar la duración de varias canciones, añadir ''There She Goes Again'' para poder radiarlo (no llego a ocurrir) y hacer un montaje especial con las planchas de impresión que retraso todavía más todo, ya que a Warhol se le había antojado que la portada fuese una pegatina de un plátano con la leyenda 'peel slowly and see' y que al levantarla se viese debajo una figura falica rosa y bananil.

Solo Verve Records se atrevió a lanzar al mercado semejante bomba, y con algo de recelo ya que poco antes la misma compañía había publicitado bastante el disco de Frank Zappa (iniciándose así, sin saberlo todavía ninguna de las partes, un duelo de egos y odios que duraría décadas). Por supuesto fue un fracaso comercial a todas luces y fue retirado rápidamente de las tiendas.

A día de hoy todos saben quien son The Velvet Underground y su monstruoso debut, uno de los discos más importantes e influyentes de la historia de la música, pioneros e inventores del noise rock y proto-todo, miembros del hall of fame of rock desde 1996 y reconocidos mundialmente como probablemente padres del mejor disco jamas grabado. Puede que no sea el álbum más accesible al oyente que se ha hecho, pero creo que ha quedado claro que tampoco era su intención, así que vosotros decidís si formáis parte de la gente que salió corriendo del local para pasar al olvido más absoluto, o los que se quedaron bailando con gafas de sol, esos temerarios que ahora forman parte de la historia y que cuarenta años después aun recibes lineas como estas y ríos de tinta.

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domingo, 24 de julio de 2011

The Left Banke - Walk Away Renée / Pretty Ballerina (1967)



Durante esta época, a finales de los sesenta, el pop se revolucionó cuando bandas como The Beach Boys (con Pet Sounds), The Zombies o el productor Phil Spector, comenzaron a incluir instrumentos 'clásicos' y orquestación, especialmente cuerda y trompas, buscando un mayor dramatismo y majestuosidad. En esta liga del llamado 'Baroque Pop' jugó The Left Blanke, ganando prácticamente todos los partidos.

Como bien dice el titulo del disco, los temas ''Walk Away Renée'' y la canción que lo abre, ''Pretty Ballerina'', serian la carta de presentación. Son justo lo que el 'baroque pop' ofrece como definición: dulzura, calidad, voces angelicales y ejecución perfecta. Todo muy inocente a primera vista, todo muy blanco, pero que en cada escucha adquiere matices más y más maduros, hasta darte cuenta de que la mayoría de las melodías pasarían sin problema por temas creados a día de hoy. ¿Alguien se percataría o notaria la diferencia si en lugar de un hit de Coldplay, un día se pusiera en la radio ''Let Go of You Girl''? Bueno, probablemente sí, porque todos nos extrañaríamos de que Coldplay sacase una canción tan buena.

Los clavicordios tienen un lugar preferencial en este disco, pero también lo tienen los coros e incluso algún solo de guitarra tímido, para destaparse con momentos bailables como ''I Haven't Got the Nerve'' o riffs demenciales que sorprenden, como el cierre ''Lazy Day'', más cercano a un garage rock que otra cosa.

En lineas generales, un acierto total en la idea y concepción de la obra. Un disco redondo de principio a fin, con unas pautas muy claras y con un sentido de la melodía que la primera vez que los escuché me volvió loco, con un sonido reconocible 100% en cualquier canción actual. Me pregunto que seria, por ejemplo, de los actuales Belle and Sebastian si cuarenta años antes los neoyorquinos no hubiesen sacado este discazo de referencia.

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lunes, 18 de julio de 2011

Love - Da Capo (1967)



Muchos (¿todos?) somos los que hemos llegado a Love por la insistente recomendación desde todas las puntas de la esfera musical sobre su gran obra maestra Forever Changes. Pero ante la visión que presenta el erial que parece haber después de este disco, mucha gente olvida que también hubo un antes, y no solo un después.

El disco anterior al increíble Forever Changes es exactamente un eslabón entre el debut rockero y los arreglos de cuerda e instrumentos de viento del siguiente. Las seis primeras canciones son de un gusto exquisito como suele ser marca de la casa en los temas compuestos por Arthur Lee (que entre otros logros también cuenta con ser el 'descubridor' de The Doors), con unas garajeras ''Stephanie Knows Who'' y la básicamente protopunk ''7 and 7 Is'' como platos fuertes y ''Orange Skies'' y ''She Comes In Colors'' como contrapartida.

Una vez acabadas estas seis canciones comienza la segunda parte del disco, la que hace que rápidamente lo lances a la papelera o la que te enamora del álbum para siempre. Hablo de ''Revelations'', un tema de 18 minutos (¡más que el resto de canciones juntas!) en la onda de The Rolling Stones con ''Going Home'', aunque realmente se parece más a alguna de las locuras jazzisticas que tramaba Frank Zappa o incluso a un ''Sister Ray'' de The Velvet Underground.

Cada uno sacas sus propias conclusiones, pero incluso aunque no se disfrute la canción, o se haga pesada (a mi me vuelve loco, pese a todo), no debería restar merito al resto del disco. Dos mundos unidos en un mismo disco, la elegancia y el saber hacer de las primeras y el salvajismo y la anarquía de la ultima. Tú eliges.

Da Capo, o el ejemplo más claro de lo que significaba (cuando aun significaba algo) la frase 'cara A y cara B'.

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jueves, 14 de julio de 2011

The Byrds - Younger Than Yesterday (1967)



Decían de ellos que ''les gusta Bob Dylan, pero quieren ser The Beatles'', y no les faltaba razón. Aunque a estas alturas ya tenían un estilo propio (que no definido, ya que iban tocando todos los palos que podían disco tras disco) no eran pocos los que les pedían que arriesgaran un poco más y consiguieran dar el salto para ser considerados unos grandes, ya que prácticamente era la única banda americana que aun resistía en los ''charts de éxitos'' a los grupos de la invasión británica.

Younger Than Yesterday es muchas veces citado como la cumbre más alta alcanzada por The Byrds, lo cual no deja de ser irónico, ya que es prácticamente un recopilatorio de las ideas anteriores y los álbumes siguientes. Por ejemplo encontramos el tributo al debut incluyendo ''My Black Pages'', una canción de Dylan, o un adelanto de lo que seria la etapa country del 'Sweetheart of the Rodeo' con ''The Girl with No Name'' y ''Time Between''.

Entre todo esto yo personalmente rescataría los restos que todavía quedaban de la etapa psicodélica, especialmente ''Everybody's Been Burned'' y la locura astrológica de ''C.T.A.-102'', que incluye uno de los primeros usos en el rock de elementos electronicos, concretamente un primitivo sintetizador Moog a cargo de Roger McGuinn.

Por lo demás encontremos lo ya mencionado en el titulo de esta reseña, pop/rock muy bien hecho pero que no dejaba de ser, bajo mi punto de vista, unos Byrds algo perdidos en un mar de ideas. Puede que el single ''So You Want to Be a Rock 'N' Roll Star'' dijera más de lo que parecía en un principio.

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lunes, 11 de julio de 2011

Jefferson Airplane - Surrealistic Pillow (1967)



¿Cómo? Con Jerry Garica como guía espiritual y un montón de drogas ¿Dónde? En la ciudad de San Francisco ¿Cuándo? Verano del amor ¿Por qué? Porque quitando a The Byrds, el debut de 13th Floor Elevators y la inspiración suelta que The Beatles se traían de vez en cuando, nadie se habia intentando erigir como portador del rock psicodélico.

La entrada en el grupo de Grace Slick y su impresionante voz, el abuso de ácido por parte de la banda y las circunstancias sociales tenían que dar su fruto de alguna manera en el panorama musical. Y lo hicieron mezclando sus raíces folk para adentrarse en la psicodelia con un álbum dedicado casi en su totalidad a intentar reflejar los viajes de LSD que sufrían.

Estos temas se ven reflejados en las dos canciones más famosas del disco (y de la banda), la mítica ''Somebody To Love'', que es más que un himno hippie para todo el movimiento contracultural a finales de los 60, y la no menos popular ''White Rabbit'', la visión de Jefferson Airplane sobre los relatos de Alicia y la figura de Lewis Carroll, un crescendo épico y una linea de bajo totalmente magistral que nos da como resultado una de las mejores canciones de la historia del rock.

Tras estas dos apisonadoras el resto de canciones parecen empequeñecer, pero tanto como ''3/5 of a Mile in 10 Seconds'' (una de mis favoritas personales), ''She Has Funny Cars'' y alguna otra se muestran como dignas acompañantes en la poca más de media hora que dura el disco.

Y aunque el verdadero potencial del grupo estaba en el directo, como así atestigua, entre otros festivales, la brutal aparición que tuvieron en Woodstock, la buena producción y el momento de forma en la que estaban los americanos nos permite tener entre manos un trabajo de estudio digno de su leyenda.

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jueves, 7 de julio de 2011

The Rolling Stones - Between the Buttons (1967)



La época final de los sesenta, y puede que especialmente éste 1967, es recordada entre otras cosas por ser un lapso de tiempo para la exploración, cierta apertura mental y la experimentación en la música. The Rolling Stones se lo toman al pie de la letra y comienzan una de sus épocas más irregulares.

A toro pasado es muy fácil ver en los Stones al grupo que es ahora y asociarlos rápidamente con su vertiente rock y blusera, pero ellos también sufrieron las modas y acabaron abrazando la psicodelia. No son pocos los que lo intentaron, cambiando con un giro de 180º su estilo, de manera sobresaliente, ahí tenemos el ejemplo de The Beatles con Sgt. Pepper, The Doors con Strange Days, o The Byrds y su Fifth Dimension. Pero también son varios los que no acababan de encajar y la critica y el publico los destrozó.

Con Between the Buttons y su continuación, el todavía más arriesgado Their Satanic Majesties Request, se suele entrar en un debate casi siempre. Mientras unos lo ven como un magistral respiro entre los primeros trabajos y las cuatro obras maestras que vendrían después, otros aceptan la teoría de que directamente perdieron el norte.

Acostumbrados a tener al menos el exitazo de turno por disco, en Between the Buttons se busca más la cohesión del álbum, y lo más parecido a un hit lo encontraremos en ''Ruby Tuesday'', aunque sin lugar a dudas la canción del disco para mi es ''Conecction''.

Como se puede apreciar por la nota yo soy de los que opinan que este disco (y la etapa en sí) es una pequeña extravagancia en la discografía de los Stones, y que realmente no es lo que mejor pueden ofrecerme ni lo que yo puedo buscar en un grupo como ellos.

Eso sí, lo que no les quita ni dios es que la portada es increíblemente 'cool'.

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lunes, 4 de julio de 2011

The Doors - The Doors (1967)



Puede que ahora estemos acostumbrados, en una época en la que las bandas pueden permitirse tres o cuatro años entre álbum y álbum, a que un grupo se juegue todo a una carta, al disco de debut. Pero en los sesenta no era tarea fácil, y consagrarte en el primer disco con una obra maestra era algo al alcance de muy pocos. Unos de esos elegidos fueron The Doors.

Para hacerse una idea de por donde iban los tiros, y de como la banda iba a darle su propio toque al blues, valen unos pequeños apuntes, como que por ejemplo la formación no contaba con bajista (al menos oficialmente como miembro de la banda), así que el peso de éste y prácticamente del resto del ritmo recaía sobre Ray Manzarek y su teclado, dándole un toque muy diferenciador en su sonido, mientras que Jim Morrison por su parte, aportaba la otra cara de la moneda. Donde Manzarek ponía el genio, el metodismo y la parte ''académica'', Jimbo ofrecía justo lo contrario, el magnetismo, la garra, la energía, la figura del frontman cercano a un dios, y una voz que parecía creada por y para el rock.

Ademas de esto, Morrison apoyaba la labor compositiva con otro pilar básico del grupo, las letras. Ya desde pequeño devoraba libros de Aldous Huxley, de figuras beat como Jack Kerouac, discutía con sus profesores sobre la obra de Nietzsche, o la poesía de William Blake (y esto solo por nombrar algunos autores que compartimos o hemos leído ambos) por lo que conseguía unos textos de una calidad asombrosa y bastante evocadores. También en la misma época conocía a otros autores como LSD, mescalina o marihuana que le ayudaban a conseguir letras bastante lisérgicas a veces. A todo esto sumarle varias obsesiones personales como sus antepasados indios o la relación con sus padres. Con semejante cóctel explosivo estaba claro que la mezcla resultante iba a dar que hablar.

El disco se sostiene sobre tres pilares básicos, perfectamente reconocibles, que mantienen al oyente en continua tensión. Iniciar con ''Break On Through (To The Other Side)'' es toda una declaración de intenciones, una canción esencial en cualquier recopilatorio sobre los 60, el éxito inmediato. La sinopsis perfecta para evitar sorpresas y saber a lo que atenerse. El recorrido continua hasta la segunda gran canción ''Light My Fire'', donde todavía se potencia más todo (incluso en duración) y donde The Doors ya parecen un grupo salvaje incapaces de ser domados. Si el puente y los solos de esta canción no son uno de los momentos más épicos en la historia del rock que paren el tren que me quiero bajar.

Pero cuando ya parece que no se puede aspirar a más, que si se ha podido lograr una vez es asombroso pero que si se ha podido estirar dos es ya increíble, aparece la ultima canción del disco, ''The End'', donde se demuestra que aun se podía lograr una tercera vez y volar todavía más alto. Una locura de doce minutos, el clímax final, y la culminación para cerrar uno de los mejores debuts de la historia.

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