En una época mucho menos globalizada que la nuestra, sin Internet ni medios de comunicación cubriendo cada palmo del mapamundi, no era tan fácil que cualquier movimiento artístico o cultural saliera de su núcleo inicial con la facilidad que lo hacen ahora.
La famosa invasión británica fue la encargada de llevar los sonidos de las islas hasta EE.UU. en uno de los actos de simbiosis más productivos que se recuerdan, mientras que a Europa llegaban las migas que algunos valientes convertían en barras de pan recién horneado. Pero la historia reservaba un hueco a un país del que nadie podía esperar un ejercicio de rock y pop superlativo. Hablamos de Brasil.
Sao Paulo fue la tierra que vio nacer una de las mayores sorpresas del rock en los finales de los sesenta. Tierra de bossa nova, samba, fútbol, y alegría como modo de distracción ante una vida que no guarda demasiadas esperanzas para la mayoría de la población, este disco se contagia de todo ello para hacer una pieza única en su momento, y única hoy en día.
Caetano Veloso, padre a fin de cuentas colateralmente de la criatura, comenzó una pequeña revolución en el país con su ''Tropicalismo'' y el álbum recopilatorio de ''Panis et Circenses'', que es también la primera canción del disco. Os Mutantes, revisionaban ese sonido alegre y psicodelico con versiones bastante locas, dándole su propio toque con distorsiones y poseídos por el espíritu presente en el Sgt. Pepper de The Beatles, incluida la atmósfera circense.
Sin ningún tipo de prejuicio ni presión, hicieron lo que quisieron y como quisieron y eso se nota en el resultado final. La famosa ''A Minha Menina'' es brutal, con ese toque tan despreocupado a la hora de cambiar el riff principal y soltar semejante latigazo eléctrico, y tres cuartos de lo mismo con ''Bat Macumba'' y su locura contagiosa.
Sus propias composiciones son las más 'británicas' del disco, con bastantes coros, pese a estar inspirados en la parte lisergica de la costa oeste de Estados Unidos, y dan al disco de una versatilidad muy original. La verdad es que todo en el disco rezuma inocencia y genialidad, y son solo estos temas los que dotan de algo de seriedad y trascendencia, aunque incluso en las más siniestras como ''O Relógio'' hay libertad para explotar y sacar sonidos de debajo de las piedras.
Es increíble como cambia un sonido, que copaba prácticamente la mayoría de lanzamientos y que parecía estar cerca de tocar techo, simplemente cambiando el acento ingles por el portugués, las guitarras por las maracas y las trompetas, y los trajes mods por el sambódromo.
Uno discos mágico que no tiene rival ni competencia posible, muy especial y una verdadera rareza. Esos pequeños lugares a los que volver una y otra vez solo por diversión.
Puntuación |
Hace algún tiempo que ando suscrito a este espacio pero no me había decidido a dejarte comentario. Con permiso pues, este disco es fabuloso, obra maestra, como dices mágico sin rival, para ponerse la canarinha. Saludos.
ResponderEliminarUna preciosidad de disco, sí señor. Y siguieron en este plan un buen rato, aunque fuera de su país poca gente los conoció. Tal vez a los europeos, tan acostumbrados a los patrones británicos o estadounidenses, nos cuesta más, en principio, empatizar con este tipo de sonidos. Pero si Caetano Veloso y otros santones del movimiento Tropicalia llegaron a ser relativamente famosos en España, no entiendo que Os Mutantes fuesen prácticamente desconocidos. Tal vez los psicodélicos - progresivos - rockeros son más estrictos que otras tribus, pero se pierden joyas como esta.
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