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Como otros tantos grupos que flirtearon con la psicodelia en los finales de los 60, Jefferson Airplane también tuvo su disco de drogas hasta arriba. A la mente me viene el segundo disco de 13th Floor Elevators por ejemplo, que es muy semejante en cuanto a intensidad y sonido.
Esta dureza, el dejar atrás las melodías pop y meterse de lleno en básicamente jams de LSD bajo mi punto de vista no llegaron a cuajar nunca. Puede que como atmósfera este mucho más logrado este álbum, desde luego, pero al final lo que cuenta, no nos engañemos, son las canciones. Y aquí no hay un ''White Rabbit'' ni un ''Somebody to Love''.
Con este disco la banda logró capturar el lado más crudo del grupo, estando los desarrollos instrumentales por encima de las melodías, y donde las guitarras son los protagonistas. Es más difícil de digerir, incluso por su producción, mucho más orientada a intentar plasmar el directo del grupo que a conseguir un sonido limpio. Es el álbum que verdaderamente conecta a Jefferson Aiplane con la psicodelia.
Un fantástico repertorio de acid y psychedelic rock. No está a la altura de Surrealistic Pillow, pero es un trabajo bastante interesante, con una ambientación que si cierras los ojos mientras lo oyes y parece que te han transportado directamente a Woodstock y que huele a porro por todas partes.
Puntuación |
Es innegable que tiene una fuerte carga psicodélica -como también la tenían los dos discos anteriores-, pero quizá lo más notable aquí es que se está produciendo un cambio: los Airplane pronto serán, más que otra cosa, una banda de rock. Esa crudeza que tú citas es la mejor prueba. Y la psicodelia pasará pronto como base del grupo, aunque siempre quedará un substrato, del mismo modo que pasó su época hippy: se están haciendo mayores. Y más combativos.
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