viernes, 19 de agosto de 2011

Pink Floyd - The Piper at the Gates of Dawn (1967)



Un amigo y yo tenemos una broma privada basada en tomarnos este disco como el único de la carrera de Pink Floyd, y que el resto de su discografía es otro grupo distinto con el mismo nombre. Y es que al igual que hay unos The Rolling Stones tras la marcha de Brian Jones, o unos The Byrds con ideas muy distintas con Gram Parsons, Pink Floyd eran algo muy diferente cuando Syd Barrett capitaneaba la formación.

Hay muchos grupos que no se sabe muy bien porque pero funcionan mejor bajo la dictadura de un líder, alguien con las ideas muy claras sobre su sonido y que se imponga sobre los demás. The Beach Boys con un asfixiante Brian Wilson a finales de los 60, o los Radiohead de Thom Yorke son buena prueba de ello. Y es que no todo el mundo se podía permitir los lujos de The Beatles componiendo canciones a medias o cantando cada uno un par de temas por disco.

Roger Waters no era todavía ese agujero negro supermasivo que arrasaba todo a su paso debido a su ego, así que el propio Barret era el líder, compositor y alma del grupo, un personaje trastornado y excéntrico, que parecía a veces vivir en otra realidad muy distinta a la que los demás vemos. Poco a poco consumido por el uso y abuso de sustancias alucinógenas su visión de la psicodelia fue seguramente la más genial de todas en la época, con una perspectiva de ''rock espacial'' totalmente desquiciada, en la que todos los sonidos (y una maravillosa producción a cargo de Norman Smith, que fue pieza fundamental sin duda) intentaban evocar un viaje sideral.

Sin dar concesiones ni tan siquiera en los títulos de las canciones, vemos que ''Astronomy Domine'' como inicio del álbum es una buena carta de presentación, aunque seria otra de las pistas con referencia galáctica, ''Interstellar Overdrive'', la que se llevaría el gato al agua como mayor ida de olla grabada hasta el momento. Basicamente una oda espacial con todos los tintes del rock progresivo.

Pero la enajenación del grupo no se quedaba solo en estos sonidos ''astrales'', cosas mucho más terrenales como la historia de un gnomo (sí, la historia de un gnomo) en obviamente ''The Gnome'', un gato en ''Lucifer Sam'' o un viaje en bici en el cierre del álbum, ''Bike'' les resultaban lo suficiente atractivos como para dedicarles un tema. Obviamente todas estas letras ocultan dobles sentidos y referencias, pero en su mayoría no andaban tan lejos del tema original.

No pasarían más de dos años del lanzamiento hasta que Syd Barrett tuviese que abandonar el grupo por estar entrando ya en la locura más absoluta, dejando un hueco enorme en la banda. Hueco que nunca llegó a ocuparse del todo, pese a la llegada de David Gilmour, y que los mayores éxitos del grupo llegarían ya en los setenta sin él. Continuas eran las referencias a su persona, las canciones en su honor o discos para tributar su recuerdo.

Y ahí es donde comenzarían los otros Pink Floyd, los que realmente todos conocemos y en los que pensamos al escuchar ese nombre. Pero conviene recordar que hubo otros antes, otro grupo llamado igual que saco esta maravilla, una carrera discografía de un solo disco, un estilo distinto, pero la misma calidad con la que luego serian recordados como estrellas del rock.

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lunes, 15 de agosto de 2011

The Beatles - Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967)



Una vez tomada la decisión de dejar los conciertos en vivo (entre otras justificaciones encontramos ''no nos podemos escuchar por culpa de los gritos de las mujeres'', ''nuestra música no puede ser tocada en directo con la tecnología actual'' o mi favorita ''necesitamos descansar de la presión, somos más conocidos que Jesucristo'') el tiempo libre que se les ofrecía a The Beatles parecía ser el pretexto perfecto para embarcarse en su más ambicioso proyecto. Convertirse en otra banda y grabar un falso directo, que a la postre seria el disco más influyente de la historia.

El planteamiento inicial de vestirse con ropas extravagantes, cambiarse los nombres, y más o menos comenzar a tener en mente un disco conceptual 'real' fueron abriéndose paso entre otro montón de ideas revolucionarias, mientras que por primera vez sus ingenieros consiguieron plasmar una petición que los de Liverpool venían pidiendo en los estudios de Abbey Road desde hacia un tiempo, el poder enchufar los instrumentos directamente a las consolas y no tener que grabarlos. Parecía que todos los astros se estaban alineando para poder conseguir por fin traspasar la barrera que les imponía el formato físico y hacer arte directamente.

Una vez grabada la primera canción, ''Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band'', donde se lleva a cabo la premisa de Paul McCartney del directo de presentación (con los sonidos del publico incluidos) se dan cuenta de que eso se les queda pequeño, quieren llevarlo al siguiente nivel. Para ello incluyen al final de la misma una presentación al gran y único Billy Shears, una nueva identidad para Ringo Starr que es el encargado de cantar ''With A Little Help From My Friends'', la segunda canción del disco. Puede que la jugada fuese buena y consiguiera el efecto de mimetizarse con el concepto, pero ya hemos dicho que ellos no estaban haciendo esto para llegar a la cima (porque ya lo estaban), querían llegar un poco más arriba todavía. La solución fue hacerlo un conjunto auténtico, todo una misma pista sin corte ninguno, provocando lloros y quebraderos de cabeza a las radios de todo el mundo, incapaces de separar una de la otra y obligados a poner las dos seguidas.

Pero es que no solo estos pequeños detalles que incluían ellos daban juego, incluso cuando no lo querían la gente reinterpretaba sus propias canciones. ''Lucy In The Sky With Diamonds'' era prohibida en emisoras de todo el mundo por contener LSD en su titulo, cuando en realidad (siendo la versión oficial la de John Lennon) todo venia de un dibujo que le había enseñado su hijo sobre una compañera de clase. Bueno, yo no negare que esa fuese la inspiración, pero solo hay que escuchar la canción y la letra para darse cuenta de que algo lisérgico sí que hay.

Y es que en las letras también había algo mágico, y ya en plena etapa psicodelica lo arriesgado era ponerse a contar una historia y no soltar cuatro frases inconexas que el ácido juntaría por si solas. Con ''She's Leaving Home'' encontramos a un McCartney totalmente inspirado, que junto a Lennon consiguen unas voces espectaculares (con un doble juego magistral, donde Paul habla por la chica y John hace de padres), y todo encima de un cuarteto de cuerda y un arpa por músicos de estudio, ya que ni uno solo de los Beatles toca ni una nota en esta canción.

A estas alturas el disco ya se había deformado totalmente, y la idea original era poco más que un 'leitmotiv' que unía todo, y así sin darse cuenta nadie Lennon, que comulgaba poco o nada con todo lo del tema conceptual, ya había colado su canción de circo ''Being For The Benefit Of Mr. Kite!'' y George Harrison había hecho lo propio con su obsesión hindú, en este caso ''Within You Without You'' que para mi fue su mejor acercamiento al sonido y la cultura que tanto admiraba.

Hasta volver al 'reprise' del Sgt. Pepper no volvemos a escuchar al publico que asiste perplejo a lo que la banda del sargento pimienta les esta ofreciendo. Pero solo es algo fugaz, el disco ya ha acabado para entonces y solo falta escuchar la ultima canción para terminar. El cierre es ''A Day In The Life'', que puede ser fácilmente uno de los momentos más inspirados de The Beatles. Un coplejisimo entramado de orquesta, pianos, pistas superpuestas, dos canciones a la vez, acordes alargados al infinito en el estudio, 400 libras gastadas en músicos, sonidos de despertador y un pitido a 15 KHz para volver locos a los perros que lo escuchasen. Pese a todo este caos si hay una palabra que define la canción es 'belleza'.

Tras 700 horas de estudio (su primer LP se grabó en apenas 10), unas 50.000 libras invertidas y un gasto de recursos humanos y de materiales e instrumentos que parecía de locos, se le acabó de dar forma al octavo disco de la banda. Se sabia de sobras lo que se había creado, todos imaginaban que el disco iba a ser lo que hoy es, y solo había cierto miedo a que hubiesen ido demasiado lejos y el publico lo viese como un disco impopular. Nada más lejos de la realidad, ya que es el disco más vendido de todos, el que más lecturas e interpretaciones tuvo (la grandiosa teoría sobre la muerte de Paul entre ellas) y que desde el primer día ilusionó a toda la critica mundial, que vieron en ellos a los reyes indiscutibles del rock y que aun hoy lo miran con respeto.

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sábado, 13 de agosto de 2011

Small Faces - There Are But Four Small Faces (1967)



Tras un gran éxito en UK, sobre todo gracias a considerarse un grupo importante dentro del movimiento 'mod', los Small Faces se lanzaron a conseguir gloria y fama también en USA con este álbum, y como de costumbre en estos casos la versión americana es mucho mejor, y si no que pregunten a otros expertos en estas lides como The Rolling Stones.

En apenas treinta minutos su particular visión del rock y del folk deja una ristra de momentos memorables bastante alta. Por ejemplo en ''Itchycoo Park'' podemos ver varias de las influencias soul en las vocales de Steve Marriott, especialmente el que seria uno de sus ídolos Otis Redding, o ese ''Tin Soldier'' que podrían firmar perfectamente otros compañeros suyos 'mod, los mismísimos The Who.

Su eclecticismo no tenia limites, y pasaban del pop al sonido más heavy de la época en la misma canción, solo hace falta pegar un vistazo a como empieza ''I Feel Much Better'' y a como termina. Otro de esos momentos mágicos que van dejando como migas de pan por todo el disco.

La banda solo duraría un par de años más en activo, aunque casi todos sus miembros acabaron en otras formaciones interesantes, e incluso de los restos del naufragio se consiguió una 'superbanda' sin quererlo, con un tal Rod Stewart a la voz y a un futuro Stone como Ron Wood en sus filas. 'It's all too beautiful...'

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lunes, 8 de agosto de 2011

Moby Grape - Moby Grape (1967)



Estar viviendo en San Francisco durante el ''verano del amor'' de 1967 y grabar un disco eran dos cosas inherentes. Que tu disco fuese una amalgama de estilos solía completar el pack. Moby Grape le dio un repaso a la psicodelia de una manera muy 'americana', metiendo en su debut folk y country para luego pasarlo todo por un filtro blusero, algo que nadie se podía resistir a incluir.

La verdad es que clavan prácticamente todas las canciones, y en todos los estilo se defiende de manera asombrosa (puede que los siguientes en hacer algo parecido fuesen Buffalo Springfield), pero para mi nunca llegan a despegar. ¿Menos de dos minutos de media por canción? Cuando estas apunto de ponerte a hacer guitarreos en el aire con tus manos en ''Fall On You'' te das cuenta de que ya estas en la siguiente canción, y cuando estoy comenzando a aprenderme los estribillos con toque de soul de ''Come In The Morning'' va y se acaba el tema. Coitus interruptus continuo.

Esto tampoco seria problema si las canciones tuvieran suficiente consistencia, no me veo yo quejándome de The Beatles y que ''And Your Bird Can Sing'' dura poco, más bien ocurre que el que mucho abarca poco aprieta. Todos los miembros componían, tres guitarristas y todos cantan una canción al menos. Es difícil que un colectivo tan amplio consiga un disco compacto, y que suene con unidad, y bajo mi punto de vista no lo consiguen.

La conclusión final es que es un buen disco, pero que podría haber sido mucho mejor. No diré que son uno de esos talentos desperdiciados del rock, pero al menos un talento no aprovechado sí.

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jueves, 4 de agosto de 2011

Jimi Hendrix - Are You Experienced (1967)



Contaba Pete Townshend, guitarrista y compositor de The Who, que la primera vez que vio al negro sobre un escenario tuvo que ir corriendo a llamar a Eric Clapton por teléfono. En la conversación le dijo que había encontrado ''al hombre que los iba a jubilar'' y ante la pregunta de Clapton sobre quien era ese tipo, Townshend contestó ''el mismísimo diablo tocando blues''.

Bueno, la frase del británico a demostrado con el tiempo no ser tan profética como parecía en un principio, al menos en cuanto a la jubilación prematura de los dos guitarristas, pero puede que sí que tuviera mucho de autentico en cuanto a la proveniencia maligna de Jimi Hendrix. En aquel momento en que el propio Clapton al mando de Cream, o Jeff Beck y los últimos coletazos de los Yardbirds llevaban las riendas del blues, la efigie de un Jimi Hendrix afroamericano se erigía como una figura de culto ante la invasión británica (llena de blanquitos) hacia un sonido de raíces tan americanas.

Hendrix, admirador de B. B. King entre otros, había decidido recuperar el trono para su país y ya de paso convertirse en el rey de la guitarra. La forma de conseguirlo fue llevar a un nuevo nivel todo el cajón de sastre que era el rock en 1967. Un poco de psicodelia por aqui, otro poco (mucho) de drogas por alla, el uso y abuso de los pedales (Según tengo entendido, fue Frank Zappa el que le enseño el uso del Wah-Wah), una alta carga sexual, un directo en forma de apisonadora y una personalidad que arrasaba por igual entre hombres y mujeres.

La idea era buena, pero puede que para otros fuese bastante complicada de llevar a cabo. No para el bueno de Jimi, un virtuoso de las seis cuerdas como no se había visto nunca. Una bestia salvaje que prendía fuego a su instrumento en directo, que tocaba con los dientes o con los ojos cerrados para, según él, ser capaz de captar ''la energía y el amor del publico'' y así saber que notas tocar. Una locura. Jamas se había escuchado a una guitarra llorar de esa manera en el rock, o llenar un disco con solos de guitarra de una manera tan magistral. Miles de personas acabarían abrazando esta nueva religión del acid rock y se influenciarían de la obra del genio de Seattle.

También puede que sea un poco injusto alabar solamente a Hendrix como padre de la criatura, ya que el power trio realmente eran The Jimi Hendrix Experience, completando la formación Noel Redding al bajo y Mitch Mitchell a la batería. Dos pedazo de músicos muchas veces olvidados o directamente eclipsados por Hendrix.

En cuanto a las canciones en sí encontramos verdaderos clásicos, con ''Foxy Lady'' como apertura, ''Manic Depression'' como continuación o ''Fire'' en plan single estrella. La versión definitiva de ''Hey Joe'' o ''Purple Haze'' y esa letra que de manera tan acertada definiría el mastodóntico ego del guitarrista cuando dice aquello de 'now, excuse me while I kiss the sky'.

Un debut antológico, la aparición en escena de un nuevo genio, un personaje que llevaría a un nuevo plano la guitarra, la composición y que intentó demostrar por todos medios que la música era una prolongación más de su cuerpo. E incluso, por encima de todo, de su alma.

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lunes, 1 de agosto de 2011

Frank Zappa - Absolutely Free (1967)



No había pasado demasiado tiempo desde el debut de The Mothers of Invention y su líder y alma máter, Frank Zappa, ya tenia en mente el siguiente paso de la banda. Una revisión de su primer disco, todavía más salvaje, ácido y burlón, que si ya llevaba por titulo un nombre tan alusivo al interior como ''Descontrol'', la misma acción se puede tomar para intuir este ''absolutamente libre''.

Una vuelta de tuerca más a su idea de rock and roll, más cercano al uso de la banda como una orquesta que a un verdadero grupo de rock con toques de jazz al uso, si se permite la expresión en semejante mezcla. Varios temas del disco están unidos como suites, y alcanzan unas cotas de esquizofrenia bastante altas. A destacar las dos primeras y más evidentes, la que nos llevaría desde ''The Duke Of Prunes'' hasta ''The Duke Regains His Chops'' en poco menos de cinco minutos, para encadenar con la oda a los vegetales más grande (¿la única?) nunca hecha, donde ''Invocation And Ritual Dance Of The Young Pumpkin'', la instrumental que queda encajada en medio, puede llevarse fácilmente la palma a temazo del disco.

Desde la ironía y la mala baba de ''Plastic People'' hasta la digerible ''Why Don't You Do Me Right'' se van tocando prácticamente todos los estilos que a Zappa se le ocurren, dando buena cuenta de todos ellos, e intercalando momentos de sátira musical con cortes más clásicos. Es probablemente al llegar a ''Brown Shoes Don't Make It'' donde se produce el ultimo gran momento del álbum. Una canción con continuos cambios de estilo y de ritmo, muy en la onda progresiva que llegaría años después y con una instrumentación prácticamente de musical, trompetas y conjunto de cuerdas incluidas.

Tras este paso de gigante al ya de por sí brillante debut se iba viendo que Frank Zappa estaba jugando en otra liga y casi a otro juego, usando el rock como balón a falta de otra pelota que se adaptase mejor.

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